domingo, junio 17, 2007

ARTICULO( MUY BUENO) SOBRE LEOPOLDO MARÍA PANERO APARECIDO EN UN CIBERDIARIO DE ECUADOR


La mirada de Panero
Por Diego Pérez Ordóñez

Hay dos imágenes de Leopoldo María Panero (Madrid, 1948) que sobrecogen. En la primera, una fotografía tomada en 1993, el poeta aparece con la cabeza tenebrosamente agachada y ladeada, con la mirada a un tiempo perdida e inescrutable, con la quijada adelantada y el ceño plegado. En la segunda - una fotografía tomada hace pocos días- asoma con una mano alzada en puño y con la otra empinando un cigarrillo encendido. Esta vez su gesto de victoria parece poco convincente: Panero se muestra espectral, se diría que casi cadavérico, demacrado y esquelético. Sospecho que desdentado también.

Es que Panero es el poeta maldito por excelencia. Los nombres de algunos de sus libros lo evidencian a la perfección: ‘Guarida de un animal que no existe’, ‘Poemas del manicomio de Mondragón’, ‘Contra España y otros poemas de no amor’ o ‘Esquizofrénicas o la balada de la lámpara azul’ son ejemplo suficiente. Las razones para su malditismo -si la palabra existe- también son abundantes: simultáneamente hijo de uno de los poetas oficiales del franquisimo e integrante de la izquierda más recalcitrante (fue encarcelado por su militancia en el proscrito Partido Comunista), constantemente internado en manicomios y centros psiquiátricos y uno de los poetas más penetrantes de la lengua española actual, adicto incondicional a todo tipo de drogas, igual que narrador, traductor y ensayista. Las comparaciones con otros trovadores malignos como Jim Morrison, Rimbaud o Baudelaire son frecuentes. Sin embargo, a su biógrafo más autorizado, J. Benito Fernández, le gusta más cotejarlo con Artaud: “Pero si Leopoldo María Panero es el sosias de alguien, es de Antonin Artaud. Tanto en uno como en otro caso el personaje ha sobrepasado a su propia a su propia obra”. En su definición de sí mismo Leopoldo María Panero es menos generoso: dipsómano, esquizofrénico y paranoico “en terceto encadenado”.

La reciente fotografía del poeta Panero ha sido tomada durante una visita a Madrid, para asistir a la Feria del Libro. Acaba de presentar dos trabajos: uno en prosa y otro de poemas. Muchos de los periódicos españoles han festejado la reaparición del personaje como si se tratara de la liberación de un animal en cautiverio. El País, madrileño, cuenta que ha salido del hospital psiquiátrico de Las Palmas ‘unos días’ para promocionar las nuevas obras. La periodista responsable de la nota apunta que Panero ahora habla de un perro imaginario llamado ‘Prin Lalá’ y que prefiere tomar un taxi porque cree que la CIA tiene un plan para asesinarlo. Se queja de que pretenden cortarle “los pies y la polla”. El Comercio, asturiano, también celebra su regreso. Lo califica de uno de los más importantes poetas de España, encomia sus versos y alaba su idiosincrasia, su diferencia con otros colegas. Lo cierto es que, anécdotas aparte, separando al poeta del personaje, al escritor de la leyenda negra, Panero debe ser reconocido como una de las voces más trascendentales de la palabra en español.

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