miércoles, abril 23, 2008

MUCHISIMAS GRACIAS.OS REGALO UN RELATO DE RAÚL NUÑEZ


A TODAS Y CADA UNA DE LAS PERSONAS QUE HAN TENIDO LA AMABILIDAD DE COLGAR EN SUS BLOGS EL CARTEL DE NAUFRAGIO EN LOS BARES MUCHAS GRACIAS DE TODO CORAZÓN. NO SÉ COMO AGRADECEROSLO. LO QUE SE ME HA OCURRIDO HA SIDO REGALAROS UN RELATO DE RAÚL NUÑEZ, UN AUTOR QUE CONOCÍ GRACIAS A DAVID GONZÁLEZ Y QUE ME FASCINÓ CUANDO PUDE LEER SU LIBRO "DERRAMA WHISKY SOBRE TU AMIGO MUERTO" QUE YA HE COMENTADO EN ESTE MI BLOG. SI ME ES POSIBLE CUANDO ESTE EN VALENCIA QUISIERA IR A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO DE RAÚL QUE EDITA BAILE DEL SOL Y SE LLAMA "MARIHUANA PARA LOS PÁJAROS" PERO EN VALENCIA SERE INVITADO Y ACUDIRÉ DONDE NOS DIGAN(PERO TENGO UNAS GANAS TREMENDAS DE IR)
VOSOTROS SABÉIS QUIENES HABÉIS PUESTO EL CARTELITO EN VUESTROS BLOGS Y AQUI TENÉIS MI HUMILDE AGRADECIMIENTO. ESPERO QUE LO LEÁIS Y OS GUSTE:(me acabo de dar cuenta que la presentación del libro coincide con otro acto, y no me puedo dividir: presiento que en VALENCIA me lo voy a pasar de maravilla con tanto libro y tanto poeta y tanto y tanto y tanto....)

EL MONEDERO

Era una mañana soleada, con temperatura agradable, de esas que hacen a la gente salir a la calle, gilipollear por allí, tomarse unos bocadillos de calamares y una caña, pero que a mí me ponen de mala leche. Peso a ello, salí a comprar tabaco y en lugar de regresar de inmediato a casa se me ocurrió acercarme hasta un mercadillo.
Comencé a dar vueltas sin saber bien qué hacer y ya me encontraba a punto de volver cuando se me acercó el indigente.
Tenía una jeta de esas marcadas por la vileza y una nube grisácea en uno de los ojos.
Me miró de arriba abajo y preguntó:
-¿Tú le robaste el monedero a mi vieja?
-¿Qué? –pregunté sorprendido.
-Que si le mangaste el monedero a mi vieja.
-Pero cómo se te ocurre...
-Tenía dos mil pesetas.
-¿Y a mí qué me cuentas?
Se acercó un niño de unos diez años. Un cigarrillo colgaba de sus labios.
-¿Ha sido éste? –le preguntó el indigente.
-No estoy seguro –respondió el niño.
-Oye, yo me largo –dije.
El gitano me cogió del hombro y me llevó hasta un portal.
-Dame las dos mil pesetas.
-Sólo llevo cien duros.
-¿No querrás que la liemos? –preguntó amenazante.
-Te juro por mis cinco hijos que no.
El niño volvió a aparecer.
-¿Cuánto lleva? –preguntó.
-Cien duros.
-No vale la pena.
-Lárgate –dijo el indigente mientras yo, con piernas temblorosas y sudor en la frente, eché a andar hacia mi casa.
De haber sido en otro momento hubiera buscado un guardia, pero no tenía ganas de problemas. Ese tipo de cosas solían ocurrirme cuando salía por las mañanas. No volvería a hacerlo nunca.
Y, mientras tanto, el indigente seguiría tratando de mangar lo que pudiese junto al niño, la gente se sentaría indiferente a tomar el sol en las terrazas, se hablaría por teléfonos móviles, se vendería una tira del Cuponazo, se harían negocios, se comprarían cosas inútiles, se buscaría plutonio en las papeleras...
Y eso sería todo.



1 comentario:

dioni blasco dijo...

tiene muy buena pinta ramon,