Novelón. De lectura obligada por imperativo del Kebran. Pura vida, pero de la de verdad. La verdad, sin concesiones. El relato, descarnado de la infancia, primera adolescencia y parte de juventud de un chico en una comunidad de criminales siberianos, los urcas, los primigenios. Sangre y lágrimas en estas páginas. Y tinta para tatuajes, imprescindibles en la comunidad criminal, cada uno con un significado. Lectura amena, a modo de diario largo. Conocimientos de otra manera de vivir, quizá más libre de la que conocemos. Impresionantes los tatuajes que ilustran los diferentes capítulos del libro, obras del mismo autor, ahora tatuador profesional, antaño joven criminal y soldado reclutado a la fuerza. Buen testimonio, buen libro. Necesaria lectura, como he escrito al comienzo.
Editado en SALAMANDRA.
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