sábado, mayo 05, 2007

HOY COMIENZA LA GIRA DE LOS MAREA


y ya falta muy poquito para verlos cerquita de aqui, el 14 en el foro.
te pongo aqui una entrevista muy interesante que los han hecho en el periódico LA VERDAD. Espero que te guste:
MAREA: 'somos unos privilegiados'



TEXTO: JOSU OLARTE

Hace dos años los navarros Marea decidieron desaparecer «por un tiempo» justo en su momento más álgido, que se había concretado en un intenso tour de más de 70 conciertos suscitado por el impacto comercial de su anterior entrega, ‘28.000 puñaladas’ (Dro, 04), disco de platino que supuso la consagración de la banda de Berriozar como buque insignia del rock tozudo y urbano estatal. Una gira que se desmadró cuando Kutxi Romero, cantante y ex currante de la construcción reciclado en carismático bastión del rock heredero de Leño y Barricada, se rompió los huesos al caer al suelo tras hacer ‘stage diving’ en Lleida.

Pero, como la propia marea, la música es presa de ciclos y, antes de lo previsto, Kutxi recuperó el entusiasmo y comenzó a acumular esos versos de arrabal y carromato que sustentan las nuevas canciones que los Marea registraron entre enero y marzo en Larragueta (Navarra) con colegas invitados como Paco Ventura (Median Azahara), Evasristo (La Polla), Piara (Losdelgás) o paisanos como Brigi Duque, de Koma, o Rafael Borja, de los inclasificables Jatajá.

Temas como ‘Entre hormigones’, ‘Por cuatro perras’, ‘Mierda y Cuchara’, ‘Nana de Quebranto’, ‘Petenera’ o ‘Me corten la lengua’, ajustados al rancio rock asfáltico con reflexiones ácratas y vitales, son los que contiene ‘Las aceras están llenas de piojos’, el nuevo álbum que los Marea comenzarán a presentar en directo en una gira que el 11 de mayo pasará por el Velódromo de Anoeta. «Como no somos internautas, cuando sales del pueblo y ves la expectación que se ha generado, alucinas», nos dice desde Madrid el propio Kutxi, recién abstraído de su refugio rural navarro.

Letras oscuras

-Anunciasteis que íbais a desaparecer por un tiempo, pero no habéis tardado mucho en volver.

-Al final hemos tardado menos en grabar este disco que el anterior. Pero así somos nosotros, nos juntamos a ensayar, vamos haciendo canciones y cuando tenemos doce las grabamos y nos vamos de gira. Es así de sencillo y así de complicado. Vivir en un pueblo sin ejercer de músicos todo el día te quita todas las presiones y evita que se te vaya la olla.

-Después del accidente de Lleida, ¿sentisteis que era el momento de parar?

-Sí, se estaba transformando en un trabajo, y esto no lo es. Yo no soy un profesional, ni nunca lo voy a ser. No tengo ningún tipo de disciplina, a mí me pagan por divertirme y cuando ya no me divierto no toco más. Es complicado porque económicamente tiene sus desventajas, pero el factor emocional de sentirse bien con uno mismo lo supera. En la anterior gira sentí que estaba trabajando y era el momento de decir se acabó; podríamos estar tocando todos los días, para mí es una cuestión de honestidad. Hago las cosas cuando tengo pasión, no soy un cantante, sino un peón de albañil con suerte.

-Las letras del disco son más bien oscuras.

-Sí, el disco transmite tristeza. Lo curioso es que las letras salieron así en un momento feliz, después de haber sido padres. Hay como una decena de referencias a la muerte, un tema que nunca habíamos tratado antes y que escribí antes de que la mujer de Alén (Ayerdi, batería) falleciera en accidente. Óscar (Beorlegi, periodista autor de su próxima biografía) me decía que soy un agorero. Es como si estuviera todo escrito. Yo soy el tío más escéptico, pero, al pensarlo en plena espiral de sensaciones, se me pusieron los pelos de punta.

-Algo así os obligaría a replantearos el futuro del grupo.

-Claro, porque además pasó en plena grabación. Ten en cuenta que tiene un hijo de quince meses y que nuestro estudio está en su casa. Pero el tío nos ha dado una lección. Nos dijo que no hacíamos nada mirando al cielo. Cuando se suponía que tendríamos que empujarle, fue él quien pisó el acelerador para que tiráramos adelante. Tiene que ser muy duro.

-Parece que no concebís un disco sin colaboraciones de colegas o de veteranos.

-Para nosotros es como una fiesta a la que invitas a gente. No buscamos tanto su aportación musical como la emocional. Si llamamos en su día a Rosendo no fue porque somos fans suyos, y lo mismos con Robe (Extremoduro), Fito o El Drogas. Y lo mismo ahora con Evaristo (La Polla, Gatillazo) o Brigi, de Koma, que siempre nos han parecido los putos amos en sus estilos. No ha sido nada premeditado, pero en este disco a lo emocional se ha unido lo musical. Por primera vez hemos acertado en todas las colaboraciones. Algo hemos aprendido en estos diez años.

Cracias al rock

-¿Cómo veis vuestra progresión en estos diez años? ¿De qué estáis más satisfechos?

-Sobre todo, de estar donde estamos. En el 99 mi sueño era grabar un disco, y ya llevamos cinco. Luego he podido conocer a todo mis ídolos del rock y no me ha defraudado nadie. Somos unos privilegiados, la música me lo ha dado todo y yo sólo le he dado corazón y muy poco trabajo. Sólo puedo decir gracias al rock and roll.

-¿Os veis como continuadores de una tradición de rock urbano que siempre ha calado en Navarra?

-Me voy a poner solemne: para mí hay cuatro pilares en los que se basa el rock mundial, como yo lo concibo. Todo empieza con Leño; antes de ellos no hay nada, son la madre del cordero. Después coge el testigo Barricada, luego Extremoduro y después los Marea. Puede parecer soberbio, pero siempre he sido un bocarana y así es como lo veo. Hoy a cualquier cosa se le llama rock, y no vale todo. Lo mismo pasa con el flamenco, un arte milenario que me gusta, pero que también está contaminadísimo. Ya no hay gente joven que cultive los cantes antiguos, que pueda mantener ese legado. Cuando muera Manolo Agujetas ya no quedara nada.

-Llegasteis a grabar una versión de Motorhead. ¿No os dice nada el rock anglosajón?

-Mortorhead nos gustan porque conciben el rock como algo salvaje, bruto y áspero. Igual que AC DC, ZZ TOP o Aerosmith, pero es un círculo muy cerrado. Desde el 82 para acá, no hay nada que nos interese.

-¿Y qué hay de tu faceta de escritor? Tras tus dos colecciones de poemas (Ruidografías y El sumidero), se dijo que ibas a escribir una novela.

-La acabé hace algo más de un año y tengo unas ofertas suculentas para sacarla, lo que pasa es que bastante tenemos los músicos con tener un odio cordial con las discográficas como para pelearnos con editoriales. Se llama ‘Los enemigos de Dios’ y está basada en una colección de leyendas urbanas de mi pueblo. Pero es un tocho muy gordo que echa para atrás a los editores y, como no tengo prisa, lo voy retocando.

-Musicalmente, tus influencias están claras. Pero, ¿cuáles son tus referentes literarios o poéticos?

-Por encima de todos está David González, un poeta asturiano del que me gusta toda su obra, diez o doce libros que recomiendo a todo el mundo. Es tan transparente que me reconozco en todo lo que dice. Me gustaría haberlo escrito a mí.

-Por cierto, ¿de qué va el título del disco ‘Las aceras están llenas de piojos’?

-Se refiere a que hay que ir con la cabeza libre y limpia por dentro, porque la calle está llena de gente que quiere aprovecharse de ti. La portada lo dice todo. Por muy elegante que vayas en la vida, siempre acabas rodeado de cerdos y buitres, hay que tener cuidado con los piojos que te encuentras por ahí.





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