jueves, noviembre 08, 2007

ARTICULITO Y POEMA DE CARLOS EDMUNDO DE ORY


Me gusta mucho como escribe este poeta, mucho mucho y su forma de desafiar la vida. Tengo un libro delicioso de él "MUSICA DE LOBO" que devoré hace tiempo, y posiblemente vuelva a alimentarme de él en breve. Aquí te pongo un artículo sobre éste poeta que apareció en EL PAIS el martes

De los aerolitos a las lagartijas

El poeta Carlos Edmundo de Ory deposita hoy su legado secreto en una de las cajas del Instituto Cervantes

JESÚS RUIZ MANTILLA - Madrid - 06/11/2007

Ajeno a la inquina, ajeno al rencor. Ajeno a la envidia, despectivo con la tristeza. Amigo de las mañanas, amigo de la risa, hermano de todas las luces, nadie sabe qué es lo que depositará hoy Carlos Edmundo de Ory (Cádiz, 1923) en su caja del Instituto Cervantes. Uno de sus aerolitos, quizás: "No se puede decir. El espacio es reducido, el tiempo relativo -sólo puede estar allí metido 15 años- y el objeto secreto", cuenta Ory, poeta maldito, soñador dadá, autoexpulsado de un país en el que sufrió, como recuerda, "la conspiración del silencio".

"Yo siempre me he definido como un trágico feliz. No soy pesimista"

"La revolución hoy la tenemos que hacer cada uno, sin utopías"

Puede que en la caja deje un aire de ese sentido común hijo del surrealismo que le hizo fabricar algo como el postismo en plena posguerra. El mismo que hoy se puede identificar en él cuando contempla las flores de una mesa en un hotel con un sombrero en el que lleva atada una lagartija.

También es posible que Carlos Edmundo de Ory deje hoy encerrada en la caja una de sus carcajadas de niño travieso. La risa fue siempre su quimera en mitad de tanto odio, de tanta derrota. "La risa es el sexo del alma", reza uno de sus aerolitos. "Claro, claro. Yo siempre me he definido como un trágico feliz. No soy pesimista, un pesimista es un maleducado", asegura. Puede que él se fuera de España porque la gente reía poco, pero no recuerda: "Tampoco lo creo, aquí tenemos a Don Quijote o a Quevedo, una maravilla, aunque su risa a veces sea amarga, soez, escabrosa. De todas maneras, ¿qué iba a hacer yo aquí, un tío que proclamaba: 'Soy un rey desterrado en un retrete?".

A lo mejor mete bajo llave una lección de lo que él cree que es la poesía, recogida recientemente en la antología Música de lobo (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores): "La poesía no es literatura, es habla, es prosa incluso. No deberíamos partirla en versos, quiero decir que la poesía no debe ser prosodia, ni retórica", cuenta.

Lo dice quien detesta los oropeles, la fama, aunque le haga ilusión que sus poesías den lugar a foros más que animados en Internet, propios de un autor de culto. "Los poetas deberíamos ocultarnos. Da lo mismo. Los escritores, de todas formas, ya han desaparecido. Hoy entras en una librería y, ¿qué ves? Libros de futbolistas y de políticos". Hay quien sospecha que Carlos Edmundo de Ory, en el depósito del Instituto Cervantes, podría colocar en una esquina algo de su arrojo combativo. ¿Se acuerda del aerolito: Escritores, debéis elegir. El estilo o la revolución? ¿Usted con qué se quedó? "Con algo de los dos", afirma hoy.

Sus embates se han ido moderando. "Cuando me levantaba y abría la ventana, solía decir: ¡Hola, camarada día! Ahora sólo saludo al día. Vienen a verme soldados del comandante Marcos, muy bien, me hace ilusión. Yo antes me negaba a ser feliz hasta que todo el mundo lo fuera, pero ahora me he dado cuenta de que mucha gente es que no quiere, rechaza la felicidad. La revolución, hoy, la tenemos que hacer cada uno, individualmente, sin utopías".

España no, Espiña

Para no dejar de mofarse de todo, para que no dejen de tildarle de hereje apátrida, Carlos Edmundo de Ory, poeta tan limpio como provocador, quiere terciar en eso de la letra del himno nacional. Nadie como él para desinflar las coartadas patrioteras. Nadie como este poeta guasón, cuyos versos han servido para hacer canciones a Luis Eduardo Aute o Fernando Polavieja para inventar unas consignas que nos ayuden a reírnos de nosotros mismos: "Cuando fundamos el postismo propusimos hasta un nuevo nombre para España. ¿Por qué no llamarla Espiña? Por cambiar", recuerda. "Sería muy bonito pasar a ser espiñol, ¿no cree?". Incluso propone una letra que resultaría de fábula para las dos Españas, perdón Espiñas. "Espiña, Espiña, que la envidia no sea tiña. / Yo te canto con mis entrañas, / por no decir mis entriñas". A ver qué dicen en la SGAE.

Si lo has leído con atención te habrá resultado maravilloso el contacto con este poeta. Bien si te has quedado con mas ganas aqui te pongo un poema suyo:

EN UN CAFÉ

He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste más triste que un tintero
Triste no soy o si lo soy no sé
la maldita razón porque no quiero

He vuelto ahora sin saber por qué
a estar triste en las calles de mi raza
He vuelto a estar más triste que un quinqué
más triste que una taza

Estoy sentado ahora en un café
y mi alma late late
de sed de no sé qué
tal vez de chocolate

No quiero esta tristeza medular
que nos da un golpe traidor en una tarde
Pide cerveza y basta de pensar
El cerebro está oscuro cuando arde.

3 comentarios:

dioni blasco dijo...

como quiero aprender mogollon de ti te enlazo a mis enlaces preferidos asi que espero no te moleste tener unos cuantos ojos de mas. un abrazote

Javier Das dijo...

De Ory me compré hace tiempo una antología. Hay un poema en especial, que además creo que pertenece al libro "Música de lobos" que me parece simplemente maravilloso. A ver si un día de estos lo subo al blog para disfrutar un poco de él.
Un abrazo.

Javier Das dijo...

Me acabo de dar cuenta de que la antología es la que se llama "Música de Lobo", ajjaaja.. el poema del que te hablo pertenece al libro "Solo de poemas solos", está en la página 334, se títula "no tiene título" y el primer verso empieza con "Cuando yo era niño.."